El conocido popularmente como «ojo de gallo» es un callo que aparece entre los dedos del pie, en la mayoría de las ocasiones tiende a surgir sobre todo entre los dedos 4º y 5º, o en la cara lateral del quinto dedo (heloma duro), en la punta de los dedos del pie (pulpejo) o en la zona profunda de los espacios interdigitales, en especial del 4º espacio o heloma en fondo de saco.
El ojo de gallo o heloma interdigital en el pie consiste en una acumulación de tejido queratósico como consecuencia de haberse ejercido una gran presión sobre los tejidos adyacentes al plano óseo de las falanges.
El ojo de gallo o heloma en la cara lateral del quinto dedo se forma principalmente como consecuencia de la presión extrínseca del calzado. El heloma interdigital u ojo de gallo se forma sobre un cóndilo de la falange, entre los dedos, debido a la presión del calzado habitualmente debido al uso de calzado de punta estrecha, o a clinodactilias o deformidades en el plano transverso. Puede estar profundo en el espacio interdigital, en cuyo caso es difícil distinguir de una infección micótica, llamándose en este caso «heloma en fondo de saco», o aparecer en la superficie distal de uno de los dedos del pie en cuyo caso es más frecuente encontrar una queratosis firme localizada en el pulpejo del dedo. El ojo de gallo blando es muy doloroso, por la presión que ejerce entre las prominencias óseas adyacentes.
Para describir al ojo de gallo en la cara lateral del quinto dedo, se usan varios nombres como queratosis dura, heloma durum o clavo durum, etc. Para describir el ojo de gallo blando se usan términos como queratosis del espacio interdigital, heloma molle, tiloma molle y heloma interdigital. Aunque es frecuente referirse a un ojo de gallo interdigital como blando, en realidad es cualquier cosa menos blanda. Para denominar a este tipo de helomas o callos, se usan términos que los definen según su consistencia y textura. Es preferible usar la localización de la callosidad para describir al ojo de gallo, y por tanto se prefiere usar la denominación de la de queratosis lateral del quinto dedo, heloma o queratosis interdigital.
Testigo puesto en la radiografía para localizar el callo con el hueso
El ojo de gallo es una acumulación de capas queratósicas de la epidermis sobre una prominencia ósea. Los huesos del pie tienen numerosas proyecciones sobre los cóndilos, en las cabezas y las bases de los metatarsianos y en las falanges. El zapato ejerce una presión extrínseca sobre estas apófisis condíleas prominentes, y las partes blandas que las cubren soportan el castigo de la presión y la fricción que el zapato ejercen al pie. La naturaleza intenta proteger las partes blandas irritadas acumulando el epitelio engrosado, pero esta acumulación también eleva la prominencia, por lo que la presión extrínseca del zapato aumenta la presión en las partes blandas subyacentes al aumentar la presión.
A veces, en lugar de formar un callo la piel a veces se rompe, normalmente cuando se aplica presión rápidamente y no en un periodo prolongado de tiempo; en un paciente con un pie insensible (pie diabético) que no es consciente de este aumento de la presión, se desarrolla una ulceración (no un cambio queratósico) sobre la prominencia ósea, debida a la intensidad de la presión contra las prominencias óseas. En ocasiones cuando la callosidad es demasiado gruesa, aparece un plano de escisión sobre el callo y la piel normal que se puede infectar secundariamente.
El ojo de gallo o heloma interdigital aparece sobre todo en mujeres, fundamentalmente porque tienden a utilizar un mayor número de zapatos estrechos. Por ello, entre las principales causas que tienden a ocasionar la aparición de los ojos de gallo en los pies, suelen ser los tacones y zapatos con punta estrecha o muy estrecha.
El calzado estrecho puede ser causa del ojo de gallo
El «ojo de gallo» o heloma tiene la forma de una lesión queratósica blanda o dura, de forma normalmente redonda, a veces con contenido oscuro en el centro debido a hematoma, queratosis o infección (por su forma se le llama «ojo de gallo»), inflamada y muy dolorosa entre los dedos de los pies, fondo de los espacios interdigitales, dorso, pulpejos o laterales al 5º dedo. El paciente tiene dificultad para calzarse por la compresión que ejerce el zapato, que empeora cuanto más estrecho es.
Entre los síntomas más comunes del heloma interdigital u ojo de gallo están la piel erosionada e inflamada, muy húmeda, la cual suele infectarse por hongos o por bacterias dependiendo de su gravedad. Las ulceraciones pueden también aparecer como consecuencia de la falta de cuidados podológicos.
Suele ser muy habitual que el ojo de gallo se confunda médicamente con el papiloma o verruga plantar, debido a que tiende a mostrar unas características físicas bastante parecidas. Por ello el diagnóstico debe ser realizado por un podólogo especializado.
Helomas interdigitales en distintos dedos del pie
El ojo de gallo duro o heloma del quinto dedo, normalmente se encuentra en la cara lateral del quinto dedo del pie. Se puede observar una acumulación evidente de piel queratósica. Normalmente es doloroso al tacto y a la presión del calzado. Los ojos de gallos salen en esta zona porque el quinto dedo recibe la presión máxima de la curvatura del borde externo del zapato estándar. Normalmente la cabeza de la falange proximal del quinto dedo es la superficie más prominente en este lugar, motivo por el cual el ojo de gallo casi siempre se localiza en el cóndilo lateral de la cabeza de la falange proximal.
El ojo de gallo o heloma interdigital o callo, se puede formar sobre la cara dorsal de la articulación interfalángica proximal o interfalángica distal, en el caso de que exista un dedo en martillo o en maza. En el caso de un dedo en martillo o deformidad en maza, puede ocurrir también una lesión queratósica en el pulpejo del dedo.
Aunque el ojo de gallo blando es esencialmente igual que un ojo de gallo duro, su localización entre los dos dedos pequeños del pie, el cuarto y el quinto, da lugar a la maceración de tejido, de donde deriva el término de ojo de gallo blando. En la exploración el ojo de gallo blando a menudo se manifiesta como una lesión medial que recubre el cóndilo de la falange proximal del quinto dedo, lindando con una lesión en la base lateral de la falange proximal del cuarto dedo. Cuando se encuentra distalmente a los dedos, normalmente se trata de una lesión queratósica más firme, pero si se encuentra en el espacio interdigital la maceración de los tejidos dificulta la distinción entre una ulceración de la piel o una infección micótica.
Cóndilos prominentes en la falange causantes de los helomas o callos
Las desviaciones de los dedos producen roce entre las falanges
En la evaluación radiológica podemos poner marcadores sobre la piel para identificar la prominencia ósea asociada a la lesión queratósica o callo. Las radiografías son también útiles en caso de lesión ulcerada para identificar las áreas de posible osteomelitis.
Además, nos podemos ayudar del ecógrafo para valorar si existen exóstosis en los dedos o incluso para realizar la cirugía de forma ecoguiada con el ecógrafo.
El tratamiento conservador del heloma interdigital u ojo de gallo consiste en la reducción de la acumulación queratósica, es decir las quiropodias o limpiezas realizadas periódicamente por el podólogo. Es recomendable realizar un cambio de calzado por otro más amplio, zapatos de suela blanda con mayor espacio y almohadillado en la zona sintomática para aliviar la presión; existen en calzados con la pala elástica y anchos especiales.
También se pueden realizar ortesis de silicona para evitar el roce de una prominencia ósea con otra y son realizadas por el podólogo.
La aplicación de láser terapéutico Clase IV es un tratamiento efectivo. La Terapia K-Laser es una herramienta ideal para tratar un gran número de patologías, desde la bioestimulación de los tejidos dañados a proporcionar un alivio inmediato del dolor en un tiempo corto de tratamiento, debido a la elevada potencia y la facilidad de aplicación. La laserterapia es una modalidad de tratamiento no invasivo, seguro y efectivo donde la luz se emplea para aliviar el dolor, reducir la inflamación, y estimular la cicatrización de heridas y curación de tejidos blandos.
Cuando las medidas conservadoras fracasan el tratamiento quirúrgico es realizado de forma sencilla. Lo primero es intentar identificar cuál es la patología subyacente que causa el heloma interdigital, por lo que se pueden poner testigos para localizarlos en las radiografías y ver dónde está la lesión.
La cirugía se puede hacer de forma abierta, mediante técnica MIS o mediante técnica ecoguiada. En cualquiera de los casos es sencillo de realizar.
Cirugía abierta en la que se alinea el dedo en martillo y se quita el callo
Dependiendo de la patología subyacente se realizarán tenotomías en los músculos que estén causando desviación, condilectomías parciales o completas, transferencia de tendones, artroplastias e incluso sindactilias con unos resultados muy satisfactorios.
Ecografía mostrando la exóstosis: cirugía ecoguiada con incisión 1mm
El paciente sometido a este tipo de cirugía, que se realiza con una cantidad mínima de anestesia local, ve solucionado su problema definitivamente con la desaparición del callo o heloma interdigital doloroso. El callo causa muchísimas veces infecciones e inflamaciones o celulitis de la zona, que hacen insoportable la vida para el paciente: la resolución es muy sencilla con la cirugía podológica.
Celulitis producida en centro de estética
El pie debe tratarlo un podólogo: ir a personas no formadas puede tener malas consecuencias
Antes y después de la cirugía: no se aprecia ninguna cicatriz
Antes y después: desaparición del callo del 5º y del dedo en martillo