La hiperhidrosis es la sudoración anormal y excesiva que no está relacionada con el calor o el ejercicio físico. El sudor es tan abundante que se empapa la ropa o gotea por las manos. Esto ocasiona muchas limitaciones en la vida del paciente que, además de interrumpir sus actividades diarias cotidianas, puede ocasionarle ansiedad social y vergüenza.
La hiperhidrosis se refiere al aumento de la sudoración ecrina. Las glándulas sudoríparas ecrinas son muy numerosas en las palmas de las manos, plantas de los pies, axilas, cara y cuero cabelludo. Su función la controla el sistema nervioso simpático. Todos sabemos que en situaciones estresantes aumenta nuestra sudoración.
El aumento de sudoración o hiperhidrosis puede afectar a todo el organismo (hiperhidrosis generalizada) o a zonas concretas del mismo (hiperhidrosis focal). Las zonas más afectadas son las palmas de las manos, plantas de los pies, axilas y cara.
La sudoración es buena, ya que controla nuestra temperatura y la crea una primera barrera de defensa cutánea. Es un proceso que no suele revestir gravedad, aunque algunas formas de hiperhidrosis generalizada se asocian a enfermedades sistémicas, pero sí deteriora de forma muy importante la calidad de vida de quien la padece.
La mayoría de las personas sudan cuando realizan ejercicios o se esfuerzan, cuando se encuentran en un ambiente caluroso, o cuando están ansiosas o en situaciones de estrés. La sudoración excesiva que se experimenta en la hiperhidrosis supera ampliamente la sudoración normal, lo que limita las actividades y relaciones sociales del paciente.
La sudoración es el mecanismo natural que emplea el cuerpo para bajar su temperatura y enfriarse. El sistema nervioso activa automáticamente las glándulas sudoríparas cuando la temperatura corporal aumenta. La sudoración también aumenta cuando estás nervioso, por lo que la ansiedad, stress, etc., puede causar hiperhidrosis.
El tipo más frecuente de hiperhidrosis se denomina «hiperhidrosis focal primaria» (esencial). En este tipo de hiperhidrosis, los nervios responsables de enviar señales a las glándulas sudoríparas se vuelven hiperactivos, a pesar de no haber sido desencadenados por la actividad física ni el aumento de la temperatura. Al estar estresado o nervioso, el problema empeora aún más. Este tipo afecta generalmente las palmas de las manos, las plantas de los pies y, a veces, el rostro.
No se sabe la causa de este tipo de hiperhidrosis. Es posible que tenga un componente hereditario, ya que a veces se da en varios miembros de la familia.
La hiperhidrosis secundaria se presenta cuando la sudoración excesiva se debe a una enfermedad. Se da con menos frecuencia. Es más probable que provoque sudoración en todo el cuerpo.
Entre las enfermedades que pueden provocar hiperhidrosis están:
Infecciones por hiperhidrosis. Las personas que sudan abundantemente son más propensas a presentar infecciones en la piel, en especial papilomas o verrugas plantares y hongos en los pies.
Problemas sociales y limitaciones por hiperhidrosis. La humedad excesiva puede hacer que ciertas actividades no podamos realizarlas. Tener las manos húmedas o mojadas y la ropa empapada por el sudor puede ser vergonzoso.
Si existe una enfermedad que causa o agrava la hiperhidrosis plantar hay que tratarla. Si no puede hallarse una causa definida, el tratamiento se centra en controlar la sudoración excesiva. Suelen combinarse varios tratamientos, y aunque mejore, podría volver a aparecer.
La terapia de la hiperhidrosis supone recurrir a una serie de medidas escalonadas:
Lo ideal es que quien padece hiperhidrosis sea evaluado por un podólogo, quien le aconsejará el tratamiento más adecuado a su caso.