Los esguinces en la cara lateral del tobillo son una de las lesiones más frecuentes, sobre todo en deportistas, especialmente en aquellos que practican carrera, campo a través, danza y ballet.
Los esguinces del tobillo suponen aproximadamente el 45% de todas las lesiones en los jugadores de baloncesto y hasta el 31% de los deportistas.
En una lesión que es tan frecuente, el conocimiento de la anatomía y la biomecánica del complejo del ligamento lateral externo, es esencial para realizar un tratamiento apropiado.
El tratamiento conservador seguido de rehabilitación es el tratamiento de elección en el esguince de tobillo. Si este fracasa, hay que recurrir a la reparación anatómica mediante cirugía.
Esguince e inestabilidad lateral de tobillo. Explicaremos, a continuación, su relación, causas, síntomas y tratamiento.
Los esguinces en la cara lateral del tobillo son una de las lesiones más frecuentes, sobre todo en deportistas, especialmente en aquellos que practican carrera, campo a través, danza y ballet.
El esguince de tobillo suele producirse cuando nos torcemos el pie, normalmente, hacia afuera.
Esto produce que los ligamentos que sujetan la articulación del tobillo sufran un estiramiento excesivo o incluso alguna rotura.
Los ligamentos son unas estructuras parecidas a unas cuerdas, que unen unos huesos con otro. Estas ‘cuerdas’, hacen que los huesos no se puedan separar entre sí.
Si este tejido ligamentoso se distiende o alarga bruscamente más de lo normal, se produce un esguince de tobillo.
Cuando tenemos muchos esguinces repetidos y mal curados, en los que no hemos sido atendidos por un podólogo para recuperar el tamaño normal del ligamento y reestructurar sus fibras, el ligamento queda alargado de forma permanente.
Esto hace que las articulaciones del tobillo tiendan a moverse más allá de su movimiento habitual y esto es lo que produce la inestabilidad crónica de tobillo.
Esta es, por tanto, la relación esguince e inestabilidad lateral de tobillo.
Hay personas que pueden tener mayor movimiento del normal entre un hueso y otro, es decir sus tobillos se mueven más de lo normal porque sus ligamentos son laxos. Esto quiere decir que el tejido que lo forman está alargado o deteriorado por el paso del tiempo.
Cuando sufrimos de forma aguda un esguince de tobillo, ya sea caminando o practicando algún deporte, se produce un alargamiento de estos ligamentos más allá de lo que soporta su tejido.
Dependiendo del grado de estiramiento o rotura, los síntomas del esguince e inestabilidad de tobillo que se pueden producir son:
Los síntomas del esguince e inestabilidad de tobillo dependerán del grado de deterioro del ligamento afectado, ya que incluso se pueden producir pequeñas fracturas de los huesos por arrancamiento.
En la exploración clínica, los pacientes con esguince del ligamento lateral externo del tobillo describen a menudo una sensación de ruido seco o de rotura en el tobillo y ocasionalmente incluso un sonido audible. A veces solamente recuerdan la existencia de dolor e impotencia funcional.
Los esguinces de tobillo suelen ocurrir durante ejercicios de carrera o al realizar un cruce o giro, o tras tomar contacto con el suelo después de un salto, muchas veces después de pisar el pie de otro deportista. Otros pacientes refieren que el problema se dio en un movimiento de inversión, flexión plantar o rotación interna como mecanismo de la producción del esguince.
Inmediatamente después de la lesión aparece edema y dolor intenso en el tobillo.
Es típico que los pacientes con una rotura ligamentosa completa y aquellos con roturas que afectan a dos o más ligamentos, que tengan dificultades para mantener el apoyo corporal, aunque esto no es siempre así. Muchas personas presentan antecedentes de esguinces múltiples de repetición.
La exploración física revela la existencia de edema y dolor sobre el ligamento afectado. El conocimiento exacto de la anatomía de cada ligamento permite palparlos de forma secuencial.
El podólogo debe tener en cuenta que según aumenta el tiempo entre la lesión y la exploración, la especificidad de los puntos dolorosos disminuye significativamente.
La amplitud de movimiento del tobillo está limitado en la flexión dorsal, la flexión plantar y la inversión. A menudo existe una maniobra positiva del cajón anterior que provoca dolor en los pacientes en los que se ha producido rotura del ligamento peroneoastragalino anterior, aunque los pacientes con rotura completa pueden presentar menos dolor que los que han sufrido un esguince o una rotura parcial de tobillo.
En un paciente relajado con una rotura completa de ligamento peroneoastragalino anterior puede apreciarse una subluxación anterior del astrágalo y un signo de aspiración que suele manifestarse en la parte anterolateral de la articulación.
Esta maniobra puede realizarse de dos maneras distintas: con el paciente sentado en el borde de la mesa y con las piernas colgando, la rodilla flexionada y el podólogo estabiliza la tibia con una de las manos mientras que tira el pie hacia delante, con la otra mano colocada por detrás del talón.
Otra forma es con el paciente en posición en decúbito supino o sentado con la rodilla flexionada y estabilizando el talón sobre el suelo o una superficie plana: el podólogo realiza una presión en sentido posterior contra la parte anterior y distal de la tibia.
Cada uno de estos ligamentos desempeña un papel en la estabilización lateral del tobillo y de la articulación subastragalina, dependiendo de la posición del pie y el tobillo. La función de estabilización articular de estos ligamentos es mucho más importante en el tobillo en descarga, ya que en un tobillo en actitud de carga, la configuración ósea de la mortaja contribuye de forma intrínseca a la estabilidad.
En flexión dorsal, el ligamento peroneoastragalino anterior se encuentra relajado, mientras que ligamento peroneocalcáneo se encuentra tenso. En flexión plantar ocurre lo contrario: el ligamento peroneoastragalino anterior está en tensión y el ligamento peroneocalcáneo se encuentra relajado. El ligamento peroneoastragalino posterior se encuentra en máxima tensión en la posición de flexión dorsal.
Durante la flexión dorsal forzada se rompe el ligamento tibioastragalino posterior. Tras una rotación interna forzada, se produce la rotura de ligamento peroneoastragalino anterior que se continúa con la rotura del ligamento peroneoastragalino posterior. Si se realizan movimientos rotacionales extremos en rotación externa, se genera la rotura de la porción profunda del ligamento deltoideo en la cara medial. La aplicación de fuerzas de aducción en posición neutra y de flexión dorsal forzada producen la rotura de ligamento peroneocalcáneo, mientras que en la flexión plantar forzada es el ligamento peroneoastragalino anterior el que se lesiona normalmente.
El tratamiento médico es la piedra angular en la gran mayoría de esguinces e inestabilidad de tobillo, incluso en la población deportista.
En deportistas con lesiones tradicionales de los grados 1 y 2, es decir, esguince con tobillo estable, el tratamiento médico se acompaña de resultados buenos o excelentes.
El tratamiento médico también está indicado en la mayoría de los casos de esguince grave o inestable del tobillo.
Cuando tenemos un esguince agudo de tobillo debemos inmovilizar la zona y acudir a un podólogo para que nos explore con el ecógrafo y vea el grado de afectación de nuestro tobillo.
Como tratamiento conservador del esguince e inestabilidad lateral de tobillo:
Además:
En la inestabilidad crónica de tobillo que produce dolor, también se puede requerir el tratamiento quirúrgico.
La indicación por el tratamiento quirúrgico son los esguinces de tobillo graves e inestables, pacientes jóvenes o de mediana edad y activos que no han mejorado con un programa de tratamiento médico bien diseñado.
Los criterios radiográficos de elección son un cajón anterior mayor de un centímetro o diferencia de una de un lado a otro mayor de 3 mm, y una inclinación del astrágalo mayor de 15 grados o una diferencia entre un lado y otro mayor de 10, aunque los síntomas y los signos son los más importantes.
Pueden considerarse como posibles contraindicaciones a la intervención quirúrgica, enfermedades del colágeno, coaliciones astragalinas, enfermedades neuromusculares, trastornos neurológicos o incapacidad funcional, síndrome del dolor regional complejo, artritis degenerativa y, sobre todo, un paciente que no colabore en un programa de rehabilitación preoperatorio o post operatorio.
Independientemente de la técnica quirúrgica elegida, los ligamentos deben repararse o imbricarse si es posible.
Deben identificarse problemas asociados y tratarse con la intervención quirúrgica, como pies cavos o talones varos, ya que pueden hacer fracasar una intervención realizada sobre los ligamentos de forma adecuada.
La más popular de las técnicas anatómicas es la de Broström y las modificaciones de Broström- Gould, también imbricaciones de ligamentos y reconstrucciones con injertos tendinosos.
Ha de realizarse un estudio biomecánico exhaustivo para diagnosticar posibles alteraciones óseas que puedan repercutir en las partes blandas.
A veces hay que hacer osteotomías del calcáneo para realinear los ejes de apoyo del pie.
Muchas veces están asociadas otras lesiones de tejidos blandos como los desgarros en los peroneos.
Se pueden reforzar los ligamentos con múltiples dispositivos en el mercado que evitan recaídas, con una reparación más fuerte y estable.
Debido a que los esguinces laterales del tobillo se asocian a menudo a lesiones de las estructuras ligamentosas de la articulación subastragalina, daré unos detalles anatómicos y biomecánicos de la articulación subastragalina así como de la articulación tibioastragalina. A estas articulaciones se les llama complejo del ligamento lateral externo del tobillo y del retropié.
El complejo ligamentoso lateral del tobillo se compone de tres ligamentos: el ligamento peroneoastragalino anterior (es el que más se lesiona), el ligamento peroneocalcáneo y el ligamento peroneoastragalino posterior.
El complejo del ligamento lateral externo de la articulación subastragalina, está formado por cinco estructuras importantes: el ligamento peroneocalcáneo, el retináculo extensor inferior, el ligamento astragalocalcáneo lateral, el ligamento cervical y el ligamento interoseo astragalocalcáneo. El ligamento peroneocalcáneo es el puente a la articulacion tibioastragalina y calcáneoastragalina, y es crucial para la existencia de una correcta biomecánica de ambas articulaciones. Constituye la estructura estabilizadora lateral más importante en cuanto a la estabilidad subastragalina.
Anatomía ligamentosa lateral del tobillo
El ligamento peroneoastragalino anterior está en íntima relación con la región anterolateral de la cápsula del tobillo. Normalmente este ligamento está formado por dos bandas, con una pequeña brecha que permite la penetración de los vasos. El ligamento tiene una longitud de 15 a 20 mm y pasa por encima de la articulación del tobillo en su parte anterolateral. Se origina en la parte más distal y anterior del peroné y se inserta en el cuerpo del astrágalo justo anterior a su carilla articular. No se inserta en el cuello del astrágalo. El ligamento peroneoastragalino anterior forma un ángulo aproximadamente de 75 grados con respecto al suelo desde su origen peroneo. Tiene una anchura de 6 a 8 mm y un grosor de unos 2mm.
El ligamento peroneoastragalino posterior se origina de la parte medial del maléolo externo y discurre en sentido medial de manera horizontal hasta la parte más posterior del astrágalo. El ligamento peroneoastragalino posterior tiene una longitud de 3 cm, una anchura de 5 mm y un grosor de 5 o 8 mm. Su inserción es ancha y comprende prácticamente el labio posterior del astrágalo; el ligamento confluye con la cápsula articular y está correctamente vascularizado por vasos que provienen del astrágalo y del peroné a través de la fosa digital.
El ligamento peroneocalcáneo se origina de la parte anterior del maléolo peroneal en su porción distal o justo por debajo del origen del ligamento peroneoastragalino anterior. En contra de la creencia popular el ligamento calcaneoperoneo no se origina en la punta del maléolo externo. Este ligamento discurre en sentido medial, posterior e inferior desde su origen peroneo, hasta la inserción en el calcáneo. El ligamento peroneocalcáneo confluye con la vaina de los tendones peroneos, justo en el punto donde el ligamento peroneoastragalino anterior se fusiona con la región anterior de la cápsula de la articulación del tobillo. El ligamento peroneocalcáneo tiene una longitud de 3 cm, una anchura de 4 a 8 mm y un grosor de 3 a 5 mm. Suele discurrir en un ángulo de 10 a 45 grados posterior a la línea que forma el eje longitudinal del peroné. Un detalle importante es que el ángulo entre el ligamento peroneocalcáneo y el ligamento peroneoastragalino anterior es de 104 grados, detalle importante a recordar durante los procedimientos de reconstrucción. El ligamento se inserta en un pequeño tubérculo posterior y superior al tubérculo peroneo del calcáneo.
Continuando con el complejo del retropié encontramos el retináculo extensor inferior donde diferenciamos tres componentes: estos son las ramas lateral, intermedia y medial.
La rotura ligamentosa más frecuente es la que afecta con diferencia ligamento peroneoastragalino anterior y es el conocemos normalmente como esguince de tobillo. La mayoría de estas roturas son dentro de la sustancia del ligamento, pero también pueden aparecer avulsiones óseas del astrágalo y del peroné. La presencia de un hueso subperoneal sintomático no es más que un cuadro de pseudoartrosis tras una fractura por avulsión del ligamento peroneoastragalino anterior.
La segunda lesión más frecuente es la combinación de la rotura del ligamento peroneoastragalino anterior y el ligamento peroneocalcáneo. Las lesiones aisladas del ligamento peroneo calcáneo son poco frecuentes y tras la cual aparece una inestabilidad de la articulación subastragalina. Mucho menos frecuentes son la combinación de los esguinces de ligamento peroneoastragalino anterior, ligamento peroneocalcáneo y el ligamento peroneoastragalino posterior.
La lesión o esguince de los ligamentos de tobillo pueden tener como resultado una laxitud o inestabilidad de la articulación del tobillo. Además la formación de un tejido cicatricial anormal tras una lesión o esguince de tobillo puede conllevar a la aparición de un síndrome del seno del tarso o un síndrome de compresión anterolateral, que pueden acarrear una inestabilidad funcional lateral del tobillo.
Se han descrito varios esguinces o lesiones asociadas a los esguinces laterales del tobillo:
-Roturas parciales o completas de los tendones peroneos lateral corto y lateral largo.
–Fracturas condrales del astrágalo.
-Fracturas osteocondrales a nivel de la articulación subastragalina.
-Lesiones de los ligamentos mediales.
-Lesiones de la sindesmosis.
-Lesiones del ligamento bifurcado.
-Fracturas desplazadas o no desplazadas por avulsión de la base del quinto metatarsiano.
-Fracturas por compresión a nivel calcaneocuboideo.
-Lesiones de la sindesmosis.
-También existen fracturas de la parte lateral del astrágalo conocidas como fracturas del practicante de snowboard, que se manifiesta por la existencia de signos y síntomas en la cara lateral del tobillo, que simulan la existencia de un esguince grave del ligamento lateral externo.
Este tipo de lesiones menos frecuentes deben tenerse en cuenta cuando se evalúan pacientes a los que se ha realizado un estudio radiográfico. Puede coexistir con una rotura nerviosa o neuritis de la parte posterior del nervio sural, el nervio peroneo superficial, el nervio peroneo profundo o el nervio tibial posterior (túnel tarsiano).
Dolor, edema, hematoma e impotencia funcional suelen acompañar a los esguinces de tobillo
La realización de movimientos forzados de inversión del calcáneo provoca dolor o muestra cierta inestabilidad en los pacientes donde se ha producido una rotura de ligamento peroneocalcáneo. Es muy difícil diferenciar la laxitud o inestabilidad tibioastragalina de la astragalocalcánea con esta maniobra, en el paciente que presenta una lesión aguda. Es importante valorar el estado de la sindesmosis en todos los esguinces del tobillo ya que hay un alto número de lesiones qué se producen en esta zona y no se diagnostican.
Además hay que identificar la existencia de lesiones en los tendones peroneos o tibial posterior. También pueden existir fracturas no desplazadas en el peroné, la tibia, el calcáneo, el quinto metatarsiano, del cuboides o del astrágalo, incluso alguna lesión de tipo neurológico.
Existen factores predisponentes a los esguinces de tobillo tales como la alineación en varo del retropié, la existencia de articulaciones hipermóviles, el pie cavo y la existencia de cuadros de coalición de los huesos del tarso.
Radiografía mostrando el cajón anterior en un esguince: desplazamiento anterior del astrágalo con respecto al lado sano.
Una vez se ha realizado el diagnóstico clínico del esguince de tobillo, la exploración radiográfica va a confirmar la presencia de lesiones óseas siempre dirigidas por una exploración física previa. En la mayoría de las circunstancias es recomendable tener tres proyecciones del tobillo: anteroposterior (AP), lateral (L) y de la mortaja. Estas proyecciones habituales deben estudiarse para descartar la presencia de fracturas por avulsión, lesiones osteocondrales que afectan a las superficies articulares y fracturas ocultas. Del mismo modo las radiografías en posición forzada también tienen cierto valor.
La prueba del cajón anterior evalúa la lesión del ligamento peroneoastragalino anterior con el pie mantenido en flexión plantar relajada. Esta maniobra se valora mediante la realización de una radiografía lateral mientras se aplica una fuerza sobre el tobillo que trata de forzar su desplazamiento anterior. Cuando existe un desplazamiento o traslación anterior mayor de 5 mm consideramos que existe una rotura de ligamento peroneoastragalino anterior.
Se pueden realizar otras técnicas diagnósticas, como una artrografía, ya que tiene mayor especificidad que las radiografías en posición forzada.
La realización de una resonancia magnética también puede ser de gran ayuda para descartar el diagnóstico de rotura de ligamento peroneocalcáneo. Es más útil cuando se sospecha de una lesión de los tendones peroneos junto a una lesión de ligamento peroneocalcáneo.
La ecografía es una herramienta útil en la exploración de las lesiones ligamentosas y esguinces agudos del tobillo.
Actualmente la resonancia magnética es el método de imagen de elección para realizar la exploración de los esguinces de tobillo debido a que es posible una mejor visualización de los ligamentos, tendones y lesiones óseas en un solo estudio. En muchos estudios se ha evidenciado la existencia de hemorragia periarticular, edema y una rotura de los ligamentos laterales.
Los esguinces de ligamento lateral del tobillo se han clasificado mediante numerosos métodos. Los métodos más frecuentes clasifican los esguinces laterales de 1 a 3 o de leve a grave, aunque esta clasificación puede resultar un tanto confusa.
Un esguince de tobillo de grado 1 (leve) corresponde a una rotura intraligamentosa con mínimo edema y dolor, sin inestabilidad y una mínima discapacidad funcional.
Esguince de tobillo grado 2 (moderado) es un esguince con una rotura incompleta del ligamento, con una inestabilidad de leve a moderada, y donde existe dolor, edema e hipersensibilidad considerable con pérdida de la movilidad; los pacientes pueden caminar tras una lesión de grado 2, pero presentan una discapacidad y algo de cojera.
Esguince de tobillo del grado 3 corresponden a roturas ligamentosas completas que se asocian a inestabilidad articular del tobillo y edema, dolor e insensibilidad y pérdida de movilidad muy acentuada. La mayoría de los pacientes son incapaces de caminar cualquier distancia apreciable y suelen necesitar ayuda para la deambulación.
Un sistema de clasificación más práctico desde el punto de vista del tratamiento, se basa en la existencia de estabilidad o inestabilidad en el tobillo, lo cual se puede determinar por la existencia de cajón cajón anterior, o un aumento en la inclinación del astrágalo, o en determinadas pruebas exploratorias. Si se encuentra inestabilidad se aconseja un tratamiento más intensivo con alguna forma de inmovilización ya que si no quedarán secuelas.
Muchos de los esguinces ligamentosos se tratan de forma conservadora y esto aporta aproximadamente que un 32% de los pacientes presentan síntomas crónicos de dolor, edema o esguinces de repetición.
Puede existir un cierto grado de disfunción que persista hasta en un 40% de los pacientes por un periodo de 6 meses tras la lesión inicial.
Por esto el podólogo debe advertir al paciente de esta circunstancia en el momento de la lesión y debe realizar un seguimiento del mismo de forma cuidadosa durante la rehabilitación.
Ejercicio 1. Isométrico en eversión
Objetivo. Fortalecimiento de evertores.
Posición de partida. Sentado con el tobillo y el pie apoyado en el suelo.
Ejecución. Mantener el talón en el suelo y realizar una ligera flexión dorsal. Desde esta posición empujar contra un objeto fijo colocado en la parte externa del pie.
Duración y frecuencia. Mantener la posición 5 segundos; volver a la posición de partida hasta 10 repeticiones; realizar 2-3 veces al día.
Comentario. Los ejercicios isométricos se realizan también en flexión dorsal y flexión plantar aunque no estén incluidos en el programa.
Ejercicio 2. Isométrico en inversión
Objetivo. Fortalecimiento de inversores.
Posición de partida. Sentado con el tobillo y el pie apoyado en el suelo.
Ejecución. Mantener el talón en el suelo y realizar una ligera flexión plantar. Desde esta posición empujar contra un objeto fijo colocado en la parte interna del pie.
Duración y frecuencia. Mantener la posición 5 segundos; volver a la posición de partida hasta 10 repeticiones; realizar 2-3 veces al día.
Ejercicio 3. Isotónico en flexión plantar
Objetivo. Fortalecimiento de flexores plantares.
Posición de partida. Sentado con rodilla en extensión, el talón apoyado en el suelo y el tobillo en posición neutra. Se coloca una banda de theraband alrededor del antepié sujetando los extremos con las manos.
Ejecución. Empujar el tobillo hacia abajo mientras se ofrece resistencia al tirar de los extremos de la banda de theraband.
Duración y frecuencia. Mantener la posición 5 segundos; volver a la posición de partida hasta 10 repeticiones; realizar 2-3 veces al día.
Ejercicio 4. Isotónico en flexión dorsal
Objetivo. Fortalecimiento de flexores dorsales.
Posición de partida. Sentado con rodilla en extensión, el talón apoyado en el suelo y el tobillo en posición neutra. Se coloca una banda de theraband alrededor del antepié sujetando los extremos, con un nudo, a un objeto fijo.
Ejecución. Empujar el tobillo hacia arriba.
Duración y frecuencia. Mantener la posición 5 segundos; volver a la posición de partida hasta 10 repeticiones; realizar 2-3 veces al día.
Ejercicio 5. Isotónico en eversión
Objetivo. Fortalecimiento de evertores.
Posición de partida. Sentado con rodilla flexionada. Se coloca una banda de theraband alrededor del antepié. El pie contrario sujeta la banda al suelo mientras las manos lo hacen por los extremos.
Ejecución. Mantener el talón en el suelo y realizar la eversión ofreciendo resistencia al sujetar la banda de theraband.
Duración y frecuencia. Mantener la posición 5 segundos; volver a la posición de partida hasta 10 repeticiones; realizar 2-3 veces al día.
Ejercicio 6. Isotónico en inversión
Objetivo. Fortalecimiento de inversores.
Posición de partida. Sentado con rodilla flexionada. Se coloca una banda de theraband alrededor del antepié. El pie contrario, cruzado por detrás del pie va a realizar el ejercicio, sujeta la banda al suelo mientras las manos lo hacen por los extremos.
Ejecución. Mantener el talón en el suelo y realizar la inversión ofreciendo resistencia al sujetar la banda de theraband.
Duración y frecuencia. Mantener la posición 5 segundos; volver a la posición de partida hasta 10 repeticiones; realizar 2-3 veces al día.
Ejercicio 7. Apoyo monopodal en el suelo
Objetivo. Entrenamiento del equilibrio y la coordinación.
Posición de partida. Bipedestación con los dos pies en el suelo.
Ejecución. Mantenerse de pie con el miembro afectado, en apoyo monopodal,
Duración y frecuencia. Mantener la posición 5 segundos; volver a la posición de partida hasta 10 repeticiones; realizar 2-3 veces al día.
Ejercicio 8. Apoyo monopodal sobre una superficie irregular (por ejemplo: un cojín)
Objetivo. Entrenamiento del equilibrio y la coordinación.
Posición de partida. Bipedestación con los dos pies sobre el cojín.
Ejecución. La misma que para el ejercicio anterior.
Duración y frecuencia. Mantener la posición 5 segundos; volver a la posición de partida hasta 10 repeticiones; realizar 2-3 veces al día.
Ejercicio 9. Apoyo monopodal creando desequilibrios.
Objetivo. Progresión del entrenamiento del equilibrio y la coordinación.
Posición de partida. Bipedestación con el miembro inferior afectado en apoyo monopodal. Sujetar un objeto de 1 a 3 kilos en la mano.
Ejecución. Manteniendo el apoyo monopodal sobre el miembro afectado pasar el objeto, de una mano a la otra, por delante y detrás del cuerpo.
Duración y frecuencia. Se puede contar entre 5 y 10 las veces que el objeto pasa por delante del cuerpo; volver a la posición de partida hasta 10 repeticiones; realizar 2-3 veces al día.
Ejercicio 10. Apoyo monopodal creando desequilibrios para una fase más avanzada.
Objetivo. Progresión del entrenamiento del equilibrio y la coordinación.
Posición de partida. Bipedestación con el miembro inferior afectado en apoyo monopodal sobre una cojín. Colocar, alrededor del tobillo no afectado, una banda de theraband sujeta por los extremos sobre un objeto fijo.
Ejecución. Desplazar la pierna no afectada hacía delante y detrás mientras se mantiene el miembro afectado en apoyo monopodal. La rodilla, en fases avanzadas, puede mantenerse flexionada mientras se realiza el ejercicio. Se comienza lentamente y se progresa aumentado la velocidad de ejecución.
Duración y frecuencia. Se puede contar entre 5 y 10 las veces que el miembro no afectado se desplaza hacia delante o detrás; volver a la posición de partida hasta 10 repeticiones; realizar 2-3 veces al día.
Ejercicio 11. Apoyo monopodal con lanzamiento de balón sobre la pared.
Objetivo. Progresión del entrenamiento del equilibrio y la coordinación.
Posición de partida. Bipedestación con el miembro inferior afectado en apoyo monopodal sobre el suelo.
Ejecución. Lanzamiento de un balón a la pared con el miembro inferior afectado en apoyo monopodal. La rodilla puede mantenerse flexionada mientras se realiza el ejercicio. Se comienza lentamente y se progresa aumentado la velocidad de ejecución y la distancia de lanzamiento.
Duración y frecuencia. Entre 5 y 10 lanzamientos; volver a la posición de partida hasta 10 repeticiones; realizar 2-3 veces al día.